El Alzheimer, es una enfermedad que se diagnostica con elevada frecuencia en el mundo, cabe recordar que es una de las demencias más comunes y que afecta sobre todo a personas adultas mayores. Así lo indica el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con 55 millones de personas que viven con algún tipo de demencia en el mundo, y en la región de Las Américas 10,3 millones de personas. Se pronóstica que dicha cifra aumentará a 78 millones en el año 2030 (Organización Panamericana de la Salud, 2020).
En Chile, los datos publicados dan cuenta del aumento de enfermedades neurodegenerativas de algún tipo de demencia, las cuales equivalen al “1,06% de la población, cuya estimación para el 2050 sería un total del 3,10% de personas con demencia”. (Universidad San Sebastián [USS], 2019). De manera que es “un problema creciente dentro de la salud pública del país, con alta prevalencia, impacto en la mortalidad e implicancia socioeconómica que genera”. (USS, 2019).
La demencia tipo Alzheimer se caracteriza por afectar de manera inicial los lóbulos temporales mediales produciendo una fuerte alteración y disminución de la memoria. De manera progresiva surgen trastornos cognitivos conductuales, tales como: apatía, irritabilidad, ansiedad, depresión entre otros (Pinel, 2007).
Estos trastornos que acompañan la enfermedad alteran el bienestar general de la persona, lo que hace oportuno explorar medidas complementarias al farmacéutico que coadyuve a mejorar su calidad y esperanza de vida. En este sentido, la medicina complementaria, natural o energética, dispone de terapias que podrían disminuir los efectos negativos de la enfermedad, que están relacionados con los trastornos cognitivos conductuales propios de dicho padecimiento.
Ahora bien, en la medicina natural existe la terapia con imanes o Par Biomagnético que señala aliviar dolores físicos y emocionales buscando la causa del malestar. Su utilización tiene una larga data en la historia, aparece en las escrituras chinas (2000 a.C.) combinada con acupuntura, asimismo en escritos antiguos hindúes, pérsicos, tibetano y egipcios. Incluso se dice que Cleopatra, usaba un imán en su frente para prevenir el envejecimiento (Goiz, 2008, p.55). Al parecer la nobleza del magnetismo ha llevado a muchas personas en el mundo a utilizarlo debido a que hay ciertas dolencias físicas y psicológicas que no tienen respuestas de parte de la medicina tradicional. En América, su precursor fue el doctor, Isaac Goiz Durán (2008), quien intentó validar científicamente la terapia con imanes de neodimio sobre los 1600 gauss, con su teoría del Par biomagnético, que consiste en explorar 350 puntos en el cuerpo. (p.68).
El doctor Goiz (2008), señala que este tratamiento no presenta contraindicación con algún procedimiento de la medicina tradicional, a excepción de personas que utilizan marcapasos, que están sometidas a quimioterapia o radioterapia y las embarazadas. Es decir, es compatible con la mayoría de los tratamientos porque es no invasivo y sin efecto colateral (p.72).
Su tratamiento destaca por buscar el origen de la sintomatología que presenta el paciente, que pueden deberse a la presencia de patógenos, tales como: parásitos, bacterias, y virus que se acumulan en ciertas zonas del cuerpo, produciendo dolencias físicas, disfunción de órganos y problemas emocionales (Goiz, 2008, p.93).
En efecto, con la aplicación de imanes o Par Biomagnético se pretende explorar los efectos positivos y negativos en los trastornos cognitivos conductuales de las personas adultas mayores residentes en la Fundación Las Rosas de Providencia, con la finalidad de coadyuvar a llevar de mejor manera la enfermedad de Alzheimer temprano, aliviar los malestares y mejorar su bienestar general.
Marco conceptual
La enfermedad de Alzheimer es la más común en el mundo, y continúa aumentando con los años afectando a miles de personas. Todavía se desconoce la causa que la origina, pero si se tiene certeza de la presencia de una sobreproducción de proteínas cerebrales llamadas beta-amiloide y Tau, las cuales se acumulan en dos depósitos: las placas y ovillos (Alzheimer’s Association [AA], 2022). Si bien es cierto, que con la edad avanzada se tiende a desarrollarlos, las personas con Alzheimer tienen un nivel excedido de estas proteínas que podrían bloquear la comunicación entre células nerviosas y ser las responsables de la destrucción celular. El promedio de vida de las personas es de 7 años, pero puede aumentar a los 20 años y las personas con más probabilidades de desarrollarla son los adultos de 65 años en adelante y con mayor incidencia en mujeres. (AA, 2022).
A nivel cerebral produce la destrucción de los surcos y los ventrículos laterales que aumentan de tamaño, ocasionando una atrofia anormal. Así el proceso de sinapsis (conexión entre células nerviosas) falla entorpeciendo las redes cerebrales, lo que produce una disminución de la memoria y complicaciones en la función ejecutiva, relacionadas con el pensamiento y la resolución de problemas (Alzheimer New Today, 2017). Afectando de forma inicial la memoria episódica de manera progresiva. Entre sus síntomas cognitivos conductuales destaca la: apatía, ansiedad, irritabilidad, agitación, frustración y depresión. La prevalencia de ésta última llega al cincuenta por ciento, además que influye de manera significativa en el deterioro cognitivo (Weiler et al, 2019).
A nivel mundial, los científicos han buscado incansablemente encontrar nuevas técnicas que ayuden a tratar los síntomas cognitivos conductuales. Entre ellos, Estados Unidos, la FDA en 2008 logró aprobar la Estimulación Magnética Transcraneal Repetitiva (RTMS) para pacientes sometidos a tratamientos por depresión, lo que aporta un interesante antecedente con respecto a los beneficios de los campos magnéticos puestos “en el cuero cabelludo del paciente que envía impulsos electromagnéticos a un área específica del cerebro”. (Alzheimer New Today [ANT], 2017). Del mismo modo se experimenta esta técnica en los pacientes con Alzheimer, ya que produce una estimulación en las células nerviosas del cerebro ayudando a mejorar sus síntomas. (ANT, 2017). Además, en otro estudio con 10 participantes con la enfermedad, separados en grupo, uno de ellos recibió (RTMS) y el otro recibió placebo, el resultado es que hubo mejoras significativas en la compresión de oraciones habladas con relación al grupo que recibió placebo, cuyos resultados fueron publicados en Journal of Neurology, Neurosurgery, and Psychiatry. (ANT, 2017).
De acuerdo con un trabajo publicado por Alzheimer New Today (2017) se combinó (RTMS) y entrenamiento cognitivo con el fin de evaluar habilidades cognitivas, resultó que en ocho pacientes con Alzheimer condujo a una mejora en las habilidades de pensamiento, publicado en el Journal Of Neural Transmission. De la misma manera se está probando para la apatía y la mejora del sueño.
Algunos ensayos han tenido como pacientes que sufren deterioro cognitivo leve y Alzheimer temprano, en la cual participaron 438 pacientes que recibieron (RTMS) y 207 pacientes del grupo de control, en trece ensayos reveló beneficios significativos en la función ejecutiva y lenguaje en relación con el grupo de control. La técnica consiste en usar “el protocolo (RTMS) con una frecuencia de 10 hz y DLPFC como sitio de estimulación durante veinte sesiones continuas” (Xie et al, 2021, P.3). Con beneficios cognitivos que duran hasta un mes después del procedimiento.
En algunos ensayos durante el 2012 se demostró que el (RTMS) es un campo magnético de alta intensidad que produce la excitabilidad cortical, la cual puede modificarse si se aplica de manera constante y repetitiva en el tiempo. De modo, que un protocolo aplicado al paciente con Alzheimer podría incluir sesiones intercaladas de altas y bajas frecuencias, en que aquellas bajas de 1hz incide en el control inhibitorio, mientras que las altas de 10 hz benefician la excitabilidad cortical. Las altas frecuencias tienen un notable resultado en el lenguaje y la capacidad de denominación como fue demostrado en pacientes con Alzheimer leve en la que dichos campos magnéticos fueron puestos en la corteza prefrontal y dorsolateral específicamente, con beneficios que persistieron hasta los tres meses siguientes (Xie et al, 2021, p.12).
En la actualidad se está probando como estrategia utilizar el (RTMS) con altas frecuencias en sitios específicos del cerebro, tales como: DLPFC bilateral, cortezas de asociación somatosensorial parietal y áreas de Broca y Wernicke, durante cinco días a la semana por seis semanas, más una fase de mantenimiento de dos días continuos a la semana por tres meses, combinado con trabajo cognitivo relacionado con las áreas sometidas a la frecuencia magnética (Xie et al, 2021, p.12).
Bibliografía
Azheimer’s Association. (2022). ¿Qué es el Alzheimer? Consultado el 24 de julio de 2022, de ¿Qué es el Alzheimer? | Español | Alzheimer’s Association
Alzheimer New Today. (2017). Repetitive Transcranial Magnetic Stimulation (RTMS). Consultado el 30 de julio de 2017, de Repetitive Transcranial Magnetic Stimulation (rTMS) – Alzheimer’s News Today (alzheimersnewstoday.com)
Goiz, I. (2008). El Par Biomagnético.(1ª ed.). Centro de investigación de Biomagnétismo Médico, S.C.
Organización Panamericana de la Salud. (2020). Demencia. Reunión técnica sobre los aspectos de la salud pública de la demencia en Las Américas. Consultado el 18 de noviembre de 2021, de Demencia – OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud (paho.org)
Pinel, J. (2007). Biopsicología. (6ª ed.). Pearson Educación S.A.
Universidad San Sebastián. (2019). Alzheimer, una enfermedad en crecimiento. Consultado el 26 de septiembre de 2019, de Facultad de Odontología y Ciencias de la Rehabilitación | USS 2022
Weiler, M., Stieger, K., Long, J. y Rapp, P. (2019). Transcranial Magnetic in Alzheimer´s Disease: Are We Ready? National Library Of Medicine, 7 (1). doi: 10.1523/ENEURO.0235-
Xie, Y., Li, Y., Nie, L., Zhang, W., Ke, Z., y Ku, Y. (2021). Cognitive Enhancement of Repetitive Transcranial Magnetic Stimulation in Patients with Mild Cognitive Impairment and Early Alzheimer´s Disease: A Systematic Review and Meta-Analysis. Frontiers in Cell and Developmental Biology, 1 (9). https://doi.org/10.3389/fcell.2021.734046